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miércoles, 14 de mayo de 2014

Bella y Bestia 2.0, parte 3

Llegó otra vez como si jamás se cansase de llegar a esa casa, abrió la puerta de par en par. La cual empezó a chirriar como si le doliese lo que iba a ocurrir a continuación. El chico grito su nombre, la busco en todas las habitaciones, la llamo por teléfono varias veces, comunicaba... no sabia que hacer ya, hasta que vislumbró un trozo de papel sobre la cama, esa cama blanca y perfecta en todos los sentidos, en ese papel se leía perfectamente...
Lo siento mi niño, pero tengo que pensar hacia adonde va esto, lo nuestro. No te preocupes. Te quiero.
 No hay peor detonante para cualquier persona que decir que no haga una cosa. Él lógicamente se preocupó.

Arrastrando los pies, caminaba como si la vida le cansase, caminaba con un paso muy lento, como si la vida fuese al ritmo que el deseaba. Sencillamente no tenia prisa, ninguna preocupación salvo que tenia que encontrar la inspiración y parece que no necesitaba encontrarla demasiado rápido. Sin darse cuenta llego bastante rápido a la playa a pesar de su pésima forma de andar. Cuando vio que estaba lleno de familias felices y niños disfrutando supo que ese no era su sitio. Tomó un bus destino "las calas", cogió el asiento mas próximo a la puerta y se puso su música "oscura" para olvidarse de su alrededor. Oculto las risas y el ambiente veraniego con tristes gritos guturales y rasgueos de guitarra intensos.

Mientras caminaba hacia la playa se dio cuenta de la cantidad de coches que se dirigían a su mismo destino. Supo que no quería ver a demasiada gente, hoy solo podía pensar en su "lo que sea" con él. Necesitaba un lugar pacifico con buenas vistas y poco habitado. Pensó en un cine de alguna película española, sonrió y decidió ir a "las calas" lugar donde su padre la llevaba de pequeña y donde sin lugar a dudas sabría que estaría sola. Se atusó el pelo, se puso las gafas de sol, arrancó el coche y se puso en camino.

Mientras caía la tarde el no paraba de dar vueltas a la nota que había leído mil veces y no paraba de imaginarse finales alternativos a ese problema. No tuvo mas narices que resignarse y marcharse al gimnasio a olvidar sus tormentos con pesas de 25 kg y mucha testosterona. Entró en aquel local donde solo se oía música electrónica de moda y donde se podía oler millones de litros de sudor que desprendían esos cuerpo esculpidos por trabajo, constancia y amor propio. Se cambio y se puso a levantar pesas como loco, cuando terminó se dio cuenta de que una chica morena de ojos negros no paraba de mirarlo. Él pensó que seguramente tenia algo que le hacia hacer el ridículo, no tuvo que hacer mucho esfuerzo mas que moverse un poco a la izquierda para mirase a un espejo y darse cuenta de lo que realmente miraba esa chica era a él. Sus "problemas" desaparecieron.

Bajó las escaleras con desdén, llego a aquella cala y simplemente se sentó en una piedra que no estaba mojada a mirar como rompían las olas. Sus gafas de sol, su cigarro, su música y su camisa de cuadros no desentonaban nada en aquel atardecer. Era digno de foto. Era digno de recordarlo.

Ella llegó en su coche aparcó y vio que no había coches, realmente tenia ganas de llegar y que no hubiese nadie. Un atardecer bonito pensando a solas, eso era lo que realmente necesitaba. Todo ese subidon desapareció un poco cuando se dio cuenta de la figura que había en las rocas. No importa- pensó- yo voy a mi rollo  y ya esta, por una persona no me voy a amargar. Bajó las escaleras mirando por si se caía y aún así tropezó en el ultimo escalón pensó que se iba a caer cuando cayó sobre un torso delgado pero fuerte. De repente se encontró abrazada a aquel desconocido que vivía en su calle y ella no conocía. De repente sintió una tremenda vergüenza. Él sonreía y no parecía que tuviese intención de dejar de abrazarla.

¿Quería realmente ella que la soltase? ¿Quería ella que ese momento no acabase? Quizás por eso tenia verguenza. Se sintió realmente segura, querida y tranquila. Eso es lo que mas miedo la daba.

Gracias por leerme,

Mario.



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